25-02-2020
Son muchas las personas que no se encuentran satisfechas con su día a día. Algunas tienen un trabajo que no les llena y no se sienten identificadas con la empresa en la que trabajan, otras se sienten minusvaloradas en su empleo, e incluso otras, que ya han decidido reinventarse, no tienen claro qué camino tomar. La verdad es que, esta situación puede ser muy negativa a nivel personal. Pero no está todo perdido porque en este artículo te traemos un método que te va a ayudar a descubrir cómo trabajar en lo que realmente te apasiona: el método IKIGAI.
Ikigai significa “razón de ser” o “pasión de nuestra vida” en japonés, y este concepto se ha puesto de moda gracias al éxito del libro El método Ikigai de Héctor García y Francesc Miralles, en el que a partir del estudio de la cultura milenaria japonesa han desarrollado un método que nos permita descubrir cómo descubrir ese espacio en el que podamos dedicarnos a algo que realmente nos apasione.
Observa lo que sucede a tu alrededor, quizá te habrás dado cuenta de que para la mayoría de las personas su día a día transcurre corriendo de un lado para otro con cara de pocos amigos, ¿verdad? Pero de repente, un día te das cuenta de algo. De entre toda esa multitud de caras grises y opacas, vas encontrándote con algunas sonrisas que emanan cierta satisfacción ¿qué significa esto? ¿en qué se diferencian estas personas del resto de los mortales? Probablemente la respuesta sea que, a diferencia de la mayoría, estos han sabido encajar las diferentes piezas de su Ikigai, aun sin ser conscientes de ello.
¿Te has planteado alguna vez qué pasaría si cada mañana te levantases con ilusión sabiendo que vas a estudiar o trabajar en algo por lo que te vas a sentir satisfecho en todos los aspectos? ¿A que tú también irías por la vida con una sonrisa? Pues da el paso, empieza hoy mismo tu camino hacia el autoconocimiento y encuentra tu ikigai. Sigue leyendo si quieres saber más sobre el método, aprender a hacer tu propio Ikigai y descubrir cómo conectar espacios, que hasta ahora parecían estancos, como tu profesión, tu pasión, tu vocación y tu misión.
Qué es el método IKIGAI
Pongámonos en antecedentes antes de comenzar a explicar en qué consiste el método Ikigai. Hace unos años, concretamente en 2016, dos escritores españoles publicaron un libro en el que hablaban sobre el Ikigai. Uno de ellos, Héctor García, llevaba años viviendo en Japón y un día, tras visitar la ciudad de Okinawa, reparó en la longevidad de sus habitantes y en la felicidad que irradiaban. Cuando les preguntaba sobre cuál creían que era el motivo de este estado, unos tras otros iban respondiendo lo mismo: Ikigai. Y aquí llegó la duda: ¿qué es esto del Ikigai?
En un principio, los autores pensaron que se trataba de la felicidad, de la alegría de vivir, pero no era eso. Para los japoneses el Ikigai va mucho más allá, es más trascendental que el propio concepto de felicidad. El Ikigai es la razón de ser de cada persona, su motivación en la vida. Podríamos decir entonces que el Ikigai es el objetivo vital propio de cada individuo. Este objetivo es lo que impulsaba a aquellos ancianos de Okinawa a continuar cada día con optimismo, siendo conscientes de qué lugar ocupan en el mundo y hacia dónde debían llegar.
Entonces, ¿los habitantes de Okinawa saben desde el inicio de sus vidas cuál es su lugar y qué quieren hacer? Por supuesto que no, pero utilizan el método del Ikigai para conocer su objetivo vital y a partir de ahí, comienzan a trabajar en ello cada día de su vida.
No te preocupes, porque no hace falta ser nipón para que podamos conocer nuestro propio Ikigai. Todos podemos encontrar lo que podríamos considerar nuestra razón de ser en el mundo, realizando un trabajo de introspección y poniendo en práctica este método.
Lo primero que necesitaremos para encontrar nuestro Ikigai es hacer un trabajo de introspección sobre los cuatro pilares que sustentan nuestra vida. El primer pilar es el que soporta las cosas que de verdad nos gusta hacer, lo que amamos. El segundo pilar sustentaría aquello que se nos da realmente bien hacer. El tercero, las cosas cada uno de nosotros podemos hacer y que además otros estarían dispuestos a pagarnos, y el cuarto, aquello que cada uno de nosotros puede aportar para mejorar el resto del mundo.
Pero vamos un poco más allá. ¿Qué sucede cuando se une lo que amas con lo que se te da bien? Que encuentras tu pasión.
¿Y cuando se une lo que se te da bien con lo que otros están dispuestos a pagar? Que tienes tu profesión.
En el momento en que se une lo que puedes hacer por el resto del mundo con algo que te pueden pagar es cuando encuentras tu vocación.
En el lugar donde se une lo que de verdad te gusta y te hace feliz con aquello que el mundo necesita, es cuando encuentras tu misión en la vida.
Pues bien. Justo en el punto donde confluyen todas ellas, es donde se encuentra el Ikigai, donde está la razón de ser de cada persona. Así que finalmente podríamos afirmar que el Ikigai es el punto exacto donde se unen la pasión, la profesión, la misión y la vocación de cada persona.
Cómo crear tu propio IKIGAI
Llegados a este momento, puede que te estés preguntando cómo puedes definir tu propio Ikigai, ¿verdad? ¡Genial! Entonces sigue leyendo porque te vamos a dar las herramientas que necesitas para crear tu propio Ikigai y encuentres tu objetivo vital.
A continuación, vamos a ver qué tienes que hacer para descubrir tu Ikigai. No te preocupes ya que para ayudarte a crear el tuyo, iremos paso a paso explicándote el proceso.
En primer lugar, coge un papel y dibuja cuatro círculos iguales. Dentro de uno de los círculos vas a definir todo lo que amas, en otro escribirás todo lo que se te da realmente bien, en el tercero, tienes que reflejar aquello que sabes hacer y crees que te pagarían por ello, y por último, en el cuarto círculo tendrás que especificar aquello que crees que puedes aportar al mundo para que sea mejor.
Ahora pinta cada círculo con el color que te inspire el contenido que va a ir en cada círculo. Te proponemos el rojo para lo que amas, amarillo para lo que se te da bien, verde para lo que otros podrían pagar y azul para lo que aportarías al mundo. Esto es solo una propuesta, así que debes elegir los colores que te parezcan más oportunos.
En el círculo rojo deberás escribir las cosas que de verdad te gustan, lo que amas. Por ejemplo, escribir, leer libros, dibujar, estudiar,… Todo aquello que te guste hacer y que te haga feliz.
En el círculo amarillo debes escribir en lo que de verdad eres bueno. Por ejemplo, organizando actividades, resolviendo problemas, relacionándote con los demás…
En círculo verde escribirás aquellas cosas por las que crees que los demás estarían dispuestos a pagarte: porque sabes varios idiomas, porque tienes el grado de enfermería o porque tienes un máster en comercio internacional, por ejemplo.
Finalmente, en el círculo azul deberás escribir aquellas cosas que, aunque nadie te pagase, estarías encantado de hacer por los demás, tu granito de arena para el mundo. Pueden ser cosas como cuidar de los animales abandonados, leer libros a los internos en una residencia de ancianos o apuntarte a voluntariados de limpieza para mejorar las playas cercanas a tu hogar. Lo que sea.
Es importante que rellenes los puntos poniendo en cada uno de ellos la mayor cantidad de información que puedas. Para ello te recomendamos que, en un momento dado, eches mano de tus familiares o amigos más cercanos para que te ayuden. Siempre viene bien un punto de vista externo. Aunque no te lo creas solemos ser bastante críticos con nosotros mismos y tendemos a infravalorar nuestras aptitudes. Así que lo mejor es que pidas consejo a personas de tu confianza que aportarán un punto de vista más objetivo sobre todas tus cualidades.
Al finalizar este paso tu diagrama quedará así:
Hasta aquí está claro, ¿verdad? Ahora vamos a dar el siguiente paso en la creación de tu Ikigai. Para ello deberás fijarte en los puntos de unión de cada uno de los círculos y la relación que existe entre todo aquello que has escrito en ellos.
Como hemos visto antes, cuando solapamos estos círculos descubrimos uno de los cuatro pilares en los que se sustenta nuestro Ikigai:
- En el lugar donde se unen el círculo rojo y el círculo amarillo, es decir, donde se une lo que amas con lo que se te da bien, encontrarás tu pasión.
- Dónde se unen el círculo amarillo con el verde, se unifica por una parte, lo que se te da bien y por otra, aquello por lo que otros estarían dispuestos a pagar. Ahí es donde podrás encontrar tu profesión.
- Tu vocación podrás descubrirla en el lugar donde se une aquello por lo que otros te pagarían con lo que tu piensas que podrías aportar al mundo. Es el punto de unión entre el círculo verde y el azul.
- Y por último, cuando se une lo que de verdad te gusta hacer, es decir, el círculo rojo con lo que puedes hacer por los demás, el círculo azul, es donde podrás encontrar tu misión en la vida.
Ahora es cuando llegamos al punto más importante. En ese pequeño lugar del centro del diagrama donde se unen todos los círculos, justo ahí es donde puedes encontrarlo: allí está tu Ikigai. Por ello podemos afirmar que tu Ikigai es aquello que consiga aunar tu pasión, tu vocación, tu profesión y tu misión en la vida.
Pero ¿te has preguntado qué pasaría si faltase uno de los círculos en tu vida? ¿Es obligatorio tener los cuatro pilares para poder tener tu Ikigai? Definitivamente sí. Si te faltase alguno de estos pilares te sentirías incompleto y, por tanto, se pondría en peligro tu estabilidad y felicidad.
Pongamos que estamos buscando tu Ikigai para encontrar tu profesión ideal pero que no tienes los cuatro círculos, sino tres de ellos. Serías como una mesa coja, te faltaría uno de tus puntos de apoyo vital para poder enfrentarte a tu futuro laboral.
Piensa por un momento qué pasa cuando te falta uno de los elementos de tu Ikigai, por ejemplo, amor por lo que haces. Tendrías dinero, trabajarías en algo que se te da bien y que además ayuda al universo, pero que no puedes soportar, que no te gusta en absoluto. La consecuencia es que te aburrirías soberanamente, cada día estarías más apático y malhumorado hasta que finalmente, con el paso del tiempo, acabarías amargado.
¿Y si no se te diera nada bien tu trabajo, aunque te estuvieran pagando por ello? Cuando sucede esto acabamos sintiéndonos prescindibles, impostores y es probable que te sintieses en cierta manera fracasado, e incluso a la larga, tremendamente infeliz.
Ahora piensa en qué sucedería pasados unos años si te dedicases a algo que te gusta mucho y que además te permite ayudar a muchas personas, pero que, por desgracia nadie está dispuesto a pagarte un sueldo por ello. ¿Serías feliz? Seguramente sí, pero lo que está meridianamente claro es que serías muy pobre. Y hay que tener un sitio donde vivir, algo que comer, agua para lavarse, vestirse, etc. Y para eso, nos guste o no, es necesario tener dinero.
Por último, plantéate qué pasaría si trabajases en algo que, aunque está muy bien pagado y que se te da muy bien, no te permite hacer nada por los demás o incluso puede que les perjudicaras. ¿Te sentirías bien? Probablemente no, por mucho dinero que te pagasen.
Así que, como ves, para poder encontrar nuestra razón de ser y poder así vivir en función de lo que consideremos nuestro objetivo vital, necesitaremos tener claros estos cuatro pilares.
Todos tenemos algo que nos hace únicos de verdad, algo que nos convierte en especiales. Haz un ejercicio de introspección, busca el punto en el que confluyen todos los pilares que te hemos enseñado antes. Encuéntralo y a partir de ahí, vive. Deja que sea tu Ikigai el timón de tu vida. Si lo haces ten por seguro que disfrutarás de una existencia de plena felicidad y satisfacción.
Que concepto de vivir en plenitud la vida tan especialmente fabuloso.
Felicitaciones a los japoneses