15-02-2021

A la hora de estudiar, es muy importante saber cómo repasar lo estudiado, es decir, es imprescindible seguir una estrategia de repasos que te permita seguir avanzando en el estudio a la vez que evitas que se te olvide lo que ya has estudiado.  

Sin duda, cuando estamos estudiando uno de nuestros peores enemigos es el olvido. Parece que es inevitable que el paso del tiempo vaya eliminando poco a poco todo aquello que tanto esfuerzo nos costó estudiar y memorizar. Y ahí es donde entra en juego el repaso.

Pero, si tan importantes son estos repasos, ¿por qué casi nunca se le da la relevancia que realmente tiene? Estamos constantemente hablando de diferentes técnicas de estudio como el subrayado, los resúmenes, los mapas mentales, etc., pero no ocurre lo mismo con los repasos, y esto, desde nuestro punto de vista es un error.

¿Por qué es tan importante repasar lo que ya has estudiado? ¿Cómo debes repasar para evitar que se te olvide lo que has estudiado? ¿Cada cuánto tiempo deberías repasar? Sigue leyendo y resolveremos estas dudas y te explicaremos cómo debes plantear los repasos a la hora de estudiar.

El repaso, tu herramienta contra el olvido

¿Qué es el repaso?

El repaso es una técnica de estudio que consiste en volver a releer aquello que hemos estudiado previamente, con el objetivo de consolidar los conocimientos y reforzar el recuerdo de aquello que debemos memorizar.   

Al igual que aquel que va forjando una espada de forma artesanal, golpe a golpe, la memorización a medio o largo plazo también requiere que repitamos y revisitemos aquello que estudiamos. No sirve de nada memorizar algo dos meses antes de un examen y no volver a mirarlo, porque seguramente en el examen no recordarás nada o casi nada de lo que estudiaste en su momento.

¿Por qué es importante repasar?

Sabemos que el aprendizaje está basado en las conexiones neuronales que se producen en nuestro cerebro. Bien, pues cuando repasamos aquello que ya hemos estudiado lo que estamos haciendo es reforzar las conexiones neuronales que se formaron previamente. Sin embargo, si estas conexiones no se refuerzan, terminan desvaneciéndose hasta desaparecer, lo que nos lleva al olvido.

Partiendo de la base de que no podemos ni debemos estudiar todo el último día antes de un examen, y que debemos plantear el estudio como un trabajo diario, que comienza semanas o meses antes de un examen, es bastante lógico pensar que la estrategia de repasos que se siga va a determinar el resultado final, es decir la nota, que obtengamos.

¿Cómo funciona la curva del olvido?

La curva del olvido representa de qué forma se va desvaneciendo el recuerdo de lo aprendido con el paso del tiempo.

La teoría de la curva del olvido fue desarrollada por el psicólogo Hermann Ebbingaus en 1885, quien, tras algunos años de estudio, se dio cuenta de que la mayoría de la información se quedaba en la memoria a corto plazo y que, en poco tiempo, se olvidaba casi por completo. De hecho, el estudio demostró que después de unas horas desde el estudio, solo se recordaba un 44% de los datos, pasado un día un 33% y tras una semana solo recordamos un 25% de la información estudiada. O visto de otra forma, en unos pocos días había olvidado el 75% de lo que había estudiado.

Pero Ebbingaus siguió indagando y descubrió que, al repasar periódicamente lo estudiado, el estudiante era capaz de aumentar exponencialmente su capacidad de memorización.  Es decir, que con cada repaso se mejoraba la retentiva de datos y tras algunos repasos, se recordaba casi por completo la información memorizada.

Teniendo en cuenta los datos aportados por el estudio de Ebbingaus, podemos afirmar que para poder retener el máximo de información de cara a cualquier examen es fundamental repasar periódicamente la información. De esta forma conseguiremos que se consolide en nuestra memoria y seamos capaces de recordarla pasado el tiempo.

Qué debes repasar

Casi siempre, el repaso tiene como objetivo reforzar los conocimientos más importantes de cara a un examen, por lo que, a la hora de repasar se debe tener muy claro cuál es la información y los conceptos más importantes, y hacer hincapié en estos, descartando la información secundaria y anexa.

Una vez que tienes claro qué es lo realmente importante, falta determinar qué materiales o formatos son los adecuados para llevar a cabo el repaso, y para ello lo ideal será contar con contenidos en los que ya hayamos hecho la criba de los apartados que son importantes y los que lo son menos, y que nos permitan realizar el repaso de la forma más rápida y efectiva posible.

Resúmenes, esquemas, mapas mentales, flashcards, etc., son materiales que debemos trabajar durante el tiempo de estudio y que van a facilitar mucho el proceso de repaso.

Las diferentes formas de repasar lo estudiado

Una de ventajas que tiene el repaso es que no hay una única forma para llevarlo a cabo, sino que se pueden seguir diferentes estrategias. Nuestro consejo es que pruebes unas cuantas, experimentes y que te quedes con la que mejor se adapte a ti y a tu forma de estudiar. Veamos algunas de las maneras más efectivas para repasar.

Reproduce el temario tal cual está en los apuntes

Una buena forma de repasar es reproducir la información siguiendo punto por punto tus apuntes y anotaciones. Tras realizar el repaso, deberás anotar los apartados que menos controles para trabajarlos antes del siguiente repaso.

Toma el rol del profesor y explica lo estudiado a tus alumnos imaginarios

Este es un buen método de repaso. Este procedimiento te ayudará a trabajar la memoria auditiva y es conocida como una de las técnicas de estudio más famosas y utilizadas actualmente. Se la debemos al Premio Nobel Richard Feynman. En este tipo de repaso debes actuar como si fueses el profesor y explicar en voz alta el tema.

Puede que tengas que ir echando vistazos a tus apuntes cuando comiences a repasar, porque te servirá de ayuda para exponer algún concepto, pero poco a poco comprobarás que cada vez te bloquearás menos. De hecho, lo normal es que, tras algunos repasos, seas capaz de explicar el tema a la perfección sin necesidad de mirar tus notas o apuntes. En este artículo te explicamos con más detalle cómo aplicar la técnica Feynman.

Busca posibles preguntas de examen y respóndelas

Una buena técnica de estudio es realizar exámenes de años anteriores. Al resolverlos te estarás autoevaluando y tomando consciencia de tus puntos fuertes y de qué información debes repasar.

Además, tras completarlos y corregirlos éstos se convierten en un material perfecto para repasar los temas, ya que por una parte nos permiten discriminar la información relevante y por otra, nos facilitarán la memorización de datos concretos susceptibles de salir en el examen.

Tú también puedes sacar un listado de posibles preguntas de examen. Si las repasas con esta metodología, te será de gran ayuda para poder recordarlo de cara al examen.

Repasa con flashcards

Las flashcards son una de las técnicas de estudio y repaso que más nos gustan. Se basa en escribir preguntas sobre conceptos relevantes, fechas u otros datos concretos, etc., en el anverso de una tarjeta y su solución en el reverso.

En primer lugar, hay que seleccionar una tarjeta (o serie de tarjetas) relacionadas con el tema que quieres repasar. Tras echar un vistazo a la pregunta o dato que debamos responder, comenzaremos a realizar una exposición oral o mental del mismo. Al finalizar podremos comprobar en el reverso de la tarjeta la solución. En este artículo te explicamos cómo utilizar las flashcards para estudiar.

Vuelve a leer lo que ya has estudiado

Una buena forma de repasar es, simplemente, leer periódicamente de forma activa lo que ya hemos estudiado previamente.

Cuando decimos que leas de forma activa, nos referimos a que lo hagas en voz alta o incluso añadiendo anotaciones con más datos o ejemplos que se te ocurran.

Al final, si eres constante a la hora de llevar a cabo estos repasos y tienes una buena comprensión lectora, repasar leyendo de nuevo todos los apuntes y resúmenes es un excelente método de aprendizaje y memorización.

Sistemas de repaso

En función del momento de estudio

A la hora de estudiar es importante tener una buena planificación y un calendario de estudio bien organizado, y en ese calendario deberías reservar tiempo para los repasos.

Pero el repaso no será igual si quedan meses para el examen o si estamos a escasos días del día de la prueba. De manera que, podemos clasificar los repasos en repasos iniciales, intermedios y finales.

Repasos iniciales

Desde un primer momento, debes realizar este tipo de repasos cada vez que finalices el estudio de un tema. Es entonces cuando tienes la información fresca y conviene que le des un primer repaso de asimilación del contenido. Eso sí, ten en cuenta que este primer repaso es importante que no se demore demasiado, ya que, como hemos visto antes, cada día que pasa sin repasar olvidamos gran parte de lo estudiado.

Repasos intermedios

Cada cierto tiempo, deberás repasar aquello que has estudiado hasta ese momento. ¿Cuántas veces? Depende, pero podrías planificar un par o tres de repasos de este tipo cada trimestre.

Si los repasos iniciales sirven para asimilar la información, estos repasos intermedios sirven para anclar la información, es decir, reforzar el recuerdo de lo que has estudiado.

Podríamos decir que estos son los repasos más importantes. En estos repasos intermedios deberás resolver cualquier duda que puedas tener, memorizar toda la información importante para que, llegado el día, se hayan convertido en recuerdos a largo plazo. Para esta fase puedes tomar el rol de profesor y explicar lo aprendido en voz alta, o resolver posibles preguntas de exámenes.

Repasos finales

Ha llegado el momento de la verdad, los exámenes están a la vuelta de la esquina y ahora es cuando vamos a tomar consciencia de la cantidad de información que hemos estudiado.

Los repasos finales se llevan a cabo unos días antes del examen, y sirven para confirmar que los fallos y las dudas de los repasos anteriores han quedado solventadas, y de esta forma podemos ir al examen con la confianza por las nubes.

Las técnicas de repaso recomendadas para estos repasos finales son la lectura de repaso, la del rol del profesor o las flashcards. Falta poco tiempo para el examen y como dijo Julio César: Alea iacta est (la suerte está echada).

Repaso mediante el sistema de arrastre

¿Qué es esto del repaso mediante el sistema de arrastre? Pues bien, se trata de un método de repaso en el que se va acumulando progresivamente la materia que se debe repasar.

Al final de la semana deberás repasar todos los contenidos que has estudiado. A lo largo de la semana siguiente ocurre lo mismo, pero con una particularidad: que cada semana que pase se deben repasar tanto los contenidos de esa semana, como los repasados en semanas anteriores.

De esta manera te asegurarás de que tienes siempre fresco el contenido que has ido estudiando durante las últimas semanas o meses.

Repaso mediante el sistema de vueltas

El repaso mediante el sistema de vueltas es algo parecido al anterior, pero tendrás que dividir previamente la materia que vas a estudiar en bloques de contenidos. En vez de trabajar con la materia estudiada semanalmente como ocurre con el sistema de arrastre, se divide el repaso en función de los diferentes bloques en los que hayamos dividido la materia.

Por ejemplo, si estás estudiando Historia un posible grupo de repaso sería el bloque de contenidos correspondiente a la Edad Media: desde los Reinos Germanos hasta Baja Edad Media, incluyendo la Alta Edad Media y el sistema feudal. Todo lo que se haya visto relativo a este tipo de contenido se agrupará para repasarlo a la vez, ya que es contenido que está relacionado entre sí.

Microrrepasos

Los microrepasos son, sin duda alguna, uno de nuestros sistemas de repaso favoritos cuando se acerca el día de la prueba. Este sistema consiste en aprovechar cualquier momento libre para repasar conceptos y datos muy concretos. Las flashcards son ideales para realizar este tipo de repasos.

Lo ideal es que lleves siempre encima las tarjetas de estudio para poder repasar en cualquier momento. En la cola del bus, esperando el turno en el médico, mientras tomamos un café,… Cualquier momento es perfecto para hacer un pequeño repaso.

Eso sí, es importante que tengamos claro que este método es para repasar datos de última hora o que tengan alguna dificultad para nosotros. No es un sistema para repasar gran cantidad de contenidos, sino más bien para repasar información muy específica.

Planificación de los repasos: el repaso espaciado

El repaso espaciado es una técnica de repaso de probada eficacia. Se basa en ir espaciando los repasos en intervalos regulares de tiempo. ¿Recuerdas lo que veíamos en el apartado de la curva del olvido? De toda la información que memorizamos en una sesión de estudio, solamente conseguimos recordar el 25% pasados unos pocos días. ¿Cómo evitarlo? Precisamente haciendo uso de esta técnica: el repaso espaciado.  

Tanto Ebbingaus como otros muchos investigadores del funcionamiento de la memoria, avalan esta técnica de repaso, ya que con ella se consigue retener un porcentaje realmente elevado de la información que se debe memorizar, por extensa que esta sea.

Lo primero que debes hacer es preparar un calendario de estudio, incluyendo los repasos. Por ejemplo:

  • Día 1 (lunes): estudio de la unidad 1.
  • Día 2 (martes): estudio de la unidad 1.
  • Día 3 (miércoles): estudio de la unidad 2 y repaso inicial de la unidad 1.
  • Día 4 (jueves): estudio de la unidad 2.
  • Día 5 (viernes): estudio de la unidad 3 y repaso inicial de la unidad 2.

Durante las siguientes semanas seguirás avanzando en el estudio de los siguientes temas, realizando los repasos iniciales de cada tema estudiado, pero deberás reservar tiempo para llevar a cabo repasos intermedios de los temas estudiados en las semanas anteriores.

¿Cuánto tiempo debes espaciar los repasos intermedios? Recomendamos que el primer repaso intermedio sea a los 7 días desde el primer repaso inicial. El siguiente repaso podría ser a los 14 días desde el primer repaso intermedio, y los siguientes repasos los podrías espaciar un mes.

Al final, con este tipo de repaso lo que hacemos es frenar la curva del olvido, debido a que periódicamente dedicamos unos minutos para recordar los temas ya estudiados y refrescar así nuestra memoria.

Conclusiones sobre los repasos en el estudio

Como has podido comprobar a lo largo de este artículo, el repaso es un elemento indispensable para memorizar de una forma efectiva a largo plazo. Recuerda cómo funciona la curva del olvido y la gran importancia que tiene el repaso para evitarlo.

Existen diferentes sistemas para llevar a cabo estos repasos y ninguno es mejor que otro, por lo que te aconsejamos que los pruebes e implementes el que mejor se adapte a ti.

Incorpora los repasos a tus rutinas de estudio, reserva tiempo para repasar en tus calendarios de estudio, y verás como tus resultados mejoran considerablemente.