30-10-2018
¿Sabes qué es la procrastinación? ¿Eres de los que vas posponiendo una y otra vez lo que tienes que hacer hasta que al final te pilla el toro? Todos somos procrastinadores en mayor o menor medida. En este artículo te vamos a dar algunos trucos para dejar de procrastinar y conseguir todo aquello que te propones.
¿Qué significa procrastinar y por qué lo hacemos?
¿Qué es realmente esto de procrastinar? Su significado es posponer, retrasar. Normalmente se habla de procrastinación cuando se trata de aplazar constantemente el desarrollo de una acción u obligación, aunque esto suponga un perjuicio.
La procrastinación es un comportamiento en cierta manera irracional: tienes pleno conocimiento de que el posponer algo importante va a perjudicarte, pero aún así no puedes dejar de retrasarlo. Esto te hace sentir culpable y te genera ansiedad, y para dejar de sentirte así buscas excusas, que a su vez, no te llevan sino a más ansiedad.
¿Entonces, por qué te comportas así? Este es un comportamiento muy habitual en todos nosotros. Pero para comprender por qué procrastinamos debemos conocer cómo funciona nuestro cerebro. Y es que tu cerebro siempre va a querer obtener una recompensa fácil y rápida. Por lo que si dejas rienda suelta a tu cerebro para que elija qué quiere hacer siempre elegirá aquello que le proporciona una mayor recompensa (su dosis de dopamina) con el menor esfuerzo posible. Así pues, a la hora de elegir entre ver un capítulo de tu serie favorita o estudiar para los exámenes que tendrás el mes que viene, tu cerebro siempre tenderá a llevarte hacia la recompensa inmediata, un capítulo más y luego me pongo a estudiar.
Las tareas que tenemos que hacer, y que son susceptibles de que sean pospuestas por el procrastinador de turno, las podemos clasificar en: tareas de prevención de dolor y tareas de beneficio implícito.
Las tareas de prevención de dolor son aquellas que si no hacemos nos provocarán algún tipo de dolor (no tiene que ser físico). Por ejemplo, si no bajamos la basura durante varios días el olor será tan insoportable que no podremos entrar en casa y ese miedo, o dolor, te proporciona la energía para levantarte del sofá y bajar la basura. Por otro lado, las tareas de beneficio implícito son aquellas en las que el beneficio no es inmediato (por ejemplo preparar una prueba de acceso a la universidad, aprender un idioma o crear un hábito de estudio), por lo que son más difíciles de reconocer y las que más tendemos a posponer. ¿Por qué? Precisamente porque el beneficio no es inmediato y no tienen una fecha límite, por lo que no existe la urgencia. Estas tareas de beneficio implícito representan el 80 o 90% de las metas que nos marcamos en nuestra vida.
Como ves, no eres el único que procrastina, no tienes la exclusiva, ya que la mayoría de las personas caemos de vez en cuando en esto de la procrastinación. De hecho se sabe que hasta el 95% de las personas procrastinamos en mayor o menor medida casi todos los días. Tampoco es cierto que aquellos que tienen tendencia a posponer las tareas son únicamente los vagos o descabezados. En contra de lo que se piensa, las personas perfeccionistas también son grandes procrastinadoras. ¿Por qué? Simplemente porque su propia condición les impide hacer algo que creen que no van a saber hacer de la mejor manera posible, bien porque no tienen claro cómo comenzar a abordarlo o porque piensan que no cuentan con las habilidades necesarias para ello.
Los motivos más habituales que pueden llevarnos a acabar posponiendo las tareas son casi siempre los mismos:
- No te gusta lo que haces.
- No sabes cómo hacerlo.
- No te crees capaz de cumplir con las expectativas.
- No eres capaz de dedicar tanto tiempo a algo sin saturarte.
Aquí tienes una charla TED muy divertida sobre cómo funciona la mente de un procastinador. Te recomiendo que le eches un vistazo (están disponibles los subtítulos en español).
Así que ahora que hemos identificado algunas de las razones más comunes que pueden llevarnos a procrastinar es hora de pasar a la acción. Vamos a ver cómo podemos dejar de demorar cada tarea para comenzar a ser tan productivos como siempre hemos soñado.
11 consejos para dejar de procrastinar
Ahora que ya sabes qué es la procrastinación y cuál es su origen, vamos a darte unos pequeños consejos que, llegado el momento te serán de gran ayuda para dejar de procrastinar y ponerte en marcha para conseguir tus objetivos.
- Identifica el problema, lo que está provocando que estés procrastinando. Tener claro el motivo que te retrasa te ayudará a mantenerlo a raya y estarás alerta para que no te venza. ¿No te gusta lo que haces? ¿No sabes cómo hacerlo? ¿No ves qué beneficio te va a aportar la tarea que estás posponiendo? ¿Crees que no eres capaz de hacerlo bien?
- Planifica y asigna fechas límite a todas aquellas tareas de beneficio implícito. Añade estas tareas en tu calendario y trátalas como si tuvieran una fecha máxima de finalización, de esta forma generarás urgencia y la motivación para llevarlas a cabo. Tómatelo en serio y verás como funciona.
- Crea una lista de tus excusas más típicas y elimínalas de tu vida. La mayoría de veces utilizamos excusas para justificar que no hemos hecho lo que teníamos que hacer, y de esa forma evitamos sentirnos mal. Esto se acabó, así que antes de poner una excusa pon una solución. Si crees que te falta tiempo para acabar una tarea, busca soluciones. Madruga un poco más o no duermas la siesta. De nada sirve tirar la toalla y autocomplacerte pensando que no podías hacer nada porque no has tenido tiempo.
- Valora las consecuencias reales de procrastinar. Es importante que seas consciente de las consecuencias reales de posponer aquello que no te apetece hacer. Suspender un examen y tener que volver a repetir el curso, perder un cliente o perder tu trabajo. Seguro que si lo piensas bien sacarás la energía que necesitas para ponerte manos a la obra.
- Piensa en todos los beneficios que vas a obtener. Al igual que es importante pensar en las consecuencias negativas que tendrá dejar de hacer aquello que tienes que hacer, también lo es pensar en todo lo que ganarás si lo haces. Cualquier aspecto positivo te ayudará a motivarte y a seguir adelante.
- Recompensa tus logros. Como hemos visto anteriormente, a tu cerebro le gustan las recompensas, así que piensa en algo que te guste y decide cuál será tu contraprestación por haber tenido un día productivo y haber acabado con todas las tareas que te habías propuesto hacer. Un café o una cerveza con un amigo, un baño relajante, una sesión de tu serie favorita, etc. Estas pequeñas recompensas premian ese esfuerzo y puede suponer ese plus de motivación que necesitas.
- Aplica la regla de los 5 segundos. Para realizar este ejercicio hace falta un poco de práctica. Debes ser consciente de qué pasa por tu cabeza en el momento que empiezas a pensar en dejar de hacer algo que tienes que hacer, es decir, cuáles son los disparadores que hacen que procrastines. De manera que cuando detectes que pasa por tu cabeza algunos de estos pensamientos o disparadores, debes parar esa dinámica inmediatamente y ponerte manos a la obra con tus obligaciones en menos de 5 segundos. De esta forma rompemos el proceso que desencadena la procrastinación y no damos lugar a la mente a pensar demasiado en si hacer o no hacer la tarea que tienes entre manos. No des a tu mente el tiempo que necesita para empezar a lanzar excusas.
- Evita la multitarea. Las cosas mejor de una en una. Céntrate y no quieras hacer mil cosas al mismo tiempo. Está demostrado que la multitarea reduce nuestra productividad y nuestra capacidad de concentración, ya que cada vez que cambiamos de tarea dejamos de concentrarnos en lo que estábamos haciendo para intentar volver a concentrarnos en la nueva tarea. Esta situación es un buen caldo de cultivo para la procrastinación. ¿Has oído eso de que después del uno el dos?
- Evita las distracciones. Aleja todo lo que puedas todas las fuentes de distracciones. Sobre todo el móvil. Apaga las notificaciones, ponlo en modo avión o mételo en una caja fuerte, pero intenta evitar todas aquellas distracciones que son el origen de la procrastinación. ¿Cuantas veces has estado estudiando o haciendo un trabajo importante y después de ver un mensaje de WhatsApp, has ido a ver qué han publicado tus amigos en Instagram y después te has puesto a ver algún vídeo de Youtube, y así hasta que, sin darte cuenta, se te han pasado dos horas sin hacer nada?. Debes intentar valorar más tu tiempo.
- Cree en ti mismo. ¿Cuántas veces has pospuesto comenzar un trabajo o una tarea porque piensas que no vas a ser capaces de hacerlo o porque piensas que no vas a estar a la altura? El miedo al fracaso hace que tu mente empiece a poner excusas que justifiquen tu procrastinación. Pero ese no es el camino. Confía en ti mismo y empieza a caminar. Las cosas se hacen paso a paso, te darás cuenta de que eres capaz de hacer cosas increíbles y de llegar mucho más lejos de lo que jamás pensaste.
- Tú eres el único responsable del 99% de las cosas que te pasan en la vida. Deja de poner excusas y de culpar de todo a los demás. Es posible que en algún momento hayas pensado que el mismo universo está contra ti. Tú eres el responsable de tus éxitos y de tus fracasos. No has estudiado lo suficiente y has suspendido algún examen, o te han despedido porque te has comprometido suficientemente en tu trabajo. Enfrentarte a ello frente a frente te hará afrontar las consecuencias de tus acciones e intentar evitarlas en otra ocasión.
Ahora ya sabes en qué consiste esto de procrastinar y seguramente te hayas dado cuenta de que procrastinando no vas a llegar a ningún puerto. Incluso te habrás dado cuenta de que cuando procrastinas te sueles sentir culpable y te genera ansiedad.
No te preocupes. El primer paso es reconocer que tienes un problema. Es el momento de aplicar todos los consejos que te hemos dado sobre cómo dejar de procrastinar y dentro de poco tiempo habrás incluido esta forma de trabajar en tu rutina diaria, por lo que lo harás sin pensar. Tú puedes conseguirlo, puedes cambiar y dejar de posponer eternamente cada tarea. Tú puedes mejorar tu productividad siguiendo unas simples pautas, lo cual bajará tu ansiedad y aumentará tu autoestima. ¿No crees que merece la pena intentarlo?
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